lunes, enero 17, 2005

Cuadro de una niña

En posición fetal ella se encontraba tendida en su cama. Debajo de una sabana blanca con cuadros de líneas azules se movía en su lecho, el cual era una sencilla cama de madera custodiada por dos cisnes tallados a lado y lado de la cabecera, ornamento que se repetía en la parte posterior de la cama que además, era más alta de lo normal ya que en vez de reposar en un solo colchón como normalmente es conocido prefirió adicionarle uno más como una forma de materializar su necesidad de ser diferente e imponerse incluso mientras durmiera.

Acostada en la cama y rodeada de dos almohadas verdes que parecían custodiarla al igual que los cisnes, lo único que no cubría la sabana era su blanco rostro semi levantado por el almohadón, posición que permitía observar con más firmeza su inocencia de niña y a la vez en sus ojos una puerta ya abierta de par en par hacia la adolescencia.
La sabana tampoco cubría su mano derecha, con la que sostenía el control remoto de su nueva grabadora; el regalo que le había puesto el niño Dios la pasada navidad después de 11 años de haber escuchado las variadas tendencias musicales con su pequeña y desactualizada grabadora de “XUXA”. Era uno de los tantos aparatos para niños que se colocaron en el mercado latinoamericano con el auge de una cantante de música para pequeñines de origen brasilero que tenía por nombre profesional XUXA.
Era por ende un típica grabadora para niñas, su color era fucsia y la parte del altavoz y de la casetera eran de un azul rechinante; en ella lo único que podía escuchar era las emisoras porque la casetera no servía, y eso solo lo hacía si no tenía problemas con el cable de energía que permitía encenderla.
Era todo lo contrario a la grabadora de ahora que se acomodaba no solo a la época en general, sino a su época de niña entrando en la adolescencia. No tenía ningún color rechinante, era totalmente de colores grisáceos y lo único diferente a ellos era un diminuto espacio bordeado por líneas color violeta en el cual se visualizaba la frecuencias de las emisoras, la hora y las pistas de los CDs.

Con el control remoto saltaba de una emisora a otra buscando los discos que más le gustaran. Paso de baladas a merengues y salsas, pero en realidad ella lo que esperaba conseguir era la música que estaba de moda y que a ella le encantaba no solo escuchar sino ejecutar con gracia inigualable: El reggaetón!!!

Cuando logro conseguirlo en una de las emisoras, búsqueda que no demoró mucho, paso de su estado fetal y sus cuantos movimientos tratándose de acomodar, a movimientos de cabeza, cadera y piernas que hacían estremecer toda la cama, y no solo ella bailaba acostada en la cama, sino que incluso hacía que los cuadros que adornaban la sabana también bailaran al compás de sus enérgicos movimientos.

Acabado el disco, volvió nuevamente como por arte de magia a su estado fetal, regresaron sus leves movimientos en busca de comodidad y también continuó con el paseo de emisora en emisora con su delicado apretar de los botones del control.
Repaso dos veces las mismas emisoras, hasta que decidió detenerse a escuchar una balada que antes había rechazado. En esa misma emisora de baladas se quedó, escuchando una y otra canción y a medida que las iba escuchando, sus movimientos poco a poco cesaron, sus ojos lentamente se cerraron y tomó el estado y la respiración típica de un bebé en el seno de su madre. Su mano derecha quedo sostenida por uno de sus almohadones verdes y como detenida en el tiempo, la imagen de esta sosteniendo el control remoto. No había duda, había encontrado la mejor emisora de todas, aquella que no solo le permitía escuchar lo que quisiera, sino viajar, crear y soñar...había encontrado la emisora de Morfeo.